En la Fundación Pérez Scremini, Leticia y su hijo Santiago encontraron mucho más que un tratamiento: hallaron un refugio de apoyo y fuerza. Las sonrisas, el cariño y la dedicación de cada miembro del equipo de Pérez Scremini hicieron posible que este camino, aunque desafiante, estuviera lleno de esperanza y fortaleza para ambos.



























